EL PAN
“Mientras alguien mire el pan con envidia ,el trigo no podrá dormir”.
Manuel Scorza.
Manuel Scorza.
Hubo un tiempo en que se acabaron todos los panes del mundo . Y los hombres habían olvidado cómo hacerlo. Los más viejos se ponían nostálgicos y tejían historias fabulosas de este precioso alimento que había nutrido a muchas generaciones. Los más sabios trataban por todos los medios de encontrar una fórmula para fabricar pan.
Un día cualquiera, caminaba entre los desperdicios de un basural un hombre harapiento llamado Mendigo. Buscaba algo con qué aplacar su apetito. De repente halló algo extraño. Luego de auscultarlo, se dio con la sorpresa de haber encontrado un pan. ¡Un pan!¡Se imaginan lo que es encontrar un delicioso nutritivo y escurridizo pan! Ávidamente se lo llevó a la boca, pero, en ese preciso instante, una voz lo detuvo:
-¡Detente!-era uno de esos hombres sabios llamado científico-.No vayas a comértelo, Buen hombre –le dijo-.Ese pan es un gran hallazgo y nos permitirá conocer todos sus ingredientes para hacer pan para todos.
Mendigo movió la cabeza y le contestó:
Un día cualquiera, caminaba entre los desperdicios de un basural un hombre harapiento llamado Mendigo. Buscaba algo con qué aplacar su apetito. De repente halló algo extraño. Luego de auscultarlo, se dio con la sorpresa de haber encontrado un pan. ¡Un pan!¡Se imaginan lo que es encontrar un delicioso nutritivo y escurridizo pan! Ávidamente se lo llevó a la boca, pero, en ese preciso instante, una voz lo detuvo:
-¡Detente!-era uno de esos hombres sabios llamado científico-.No vayas a comértelo, Buen hombre –le dijo-.Ese pan es un gran hallazgo y nos permitirá conocer todos sus ingredientes para hacer pan para todos.
Mendigo movió la cabeza y le contestó:
-¡No lo hagas!- intervino otra voz altisonante. Era uno de esos hombres llamado Joyero, bien vestidos, barbilargo y vanidoso.-Dámelo a mí porque es una joya-dijo-Podremos reproducirlo, exhibirlo y venderlo a buen precio.
Mendigo se confundió y el pan tambaleó entre sus manos. De pronto se escuchó un gran alboroto, era una multitud de hombres pobres como él que lo rodearon y le extendieron la mano. Mendigo vio a los pobres hombres a su lado con las miradas brillantes y al instante empezó a seccionar el pan en diminutos pedacitos y les fue alcanzando a cada mano hambrienta, mientras Científico y Joyero se miraban entre sí.
Tomado del libro de cuentos: "El pan y otras miserias humanas". Siete Vientos Editores
Autor: Alfredo Gutarra Luján. Piura 2009.
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